"Confitería Ideal" (o "La Ideal") es un bar notable en la ciudad de Buenos Aires. El lugar resulta místico y no es sólo por el hecho de que haya sido declarado bar notable, área de protección histórica y sitio de interés turístico. Su aroma nos traslada a otra época, viaje que se refuerza con la arquitectura clásica y característica de 1912.



Es valioso por su decoración interior, recargada y muy bien conservada, que data de la década de 1910. Funciona desde 1912 y es un edificio de dos plantas diseñado por el ingeniero C. F. González por pedido de su fundador Don Manuel Rosendo Fernández, un comerciante oriundo de Galicia.



El local fue realizado con materiales y elementos importados de Europa: arañas francesas, sillones checoslovacos, vitrales italianos, boisserie de roble de Eslavonia tallada artesanalmente, mármoles para las escaleras, cristal biselado para las vitrinas, bronces, hierro negro, etc.



En sus dos salones se suceden enormes vitrales checoslovacos, boiserie de roble de Eslovenia tallado artesanalmente, vitrinas de cristal biselado, arañas francesas y el logo de la Flor de Lis, símbolo de los Borbones, en todos los detalles y terminaciones. Y se conservan vitrinas con objetos históricos que van desde los juegos de porcelana o platería hasta los volantes con los que promocionaban su marrón glacé y las “empanadas de vigilia de las más ricas variedades”.



Sus dos salones, planta baja y piso superior, guardan un mismo aire: grandes puertas dobles, columnas de mármol, techos y molduras ornamentados con gran refinamiento.El conjunto se completa con grandes arañas y apliques de globos de opalina para iluminar. Por una suntuosa escalera de mármol o un antiguo ascensor, puede accederse al Primer Piso, dónde la "Pérgola" luce con el esplendor de antaño.



Como tantos bares clásicos de la Ciudad, la Confitería Ideal se hizo famosa por su orquesta de señoritas. Los sábados eran habituales las despedidas de soltera, aunque no de caballeros, algo que no estaba bien visto. Cuenta la historia que durante el tiempo que mantuvo su segundo mandato, el presidente Hipólito Yrigoyen mandaba a buscar palmeritas todos los días. Y que el General Juan Domingo Perón hacía llevar el servicio de lunch a la Casa de Gobierno.





                        





Pintura al óleo de Edward Hopper (1927)
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