El Adviento es un tiempo de preparación con una doble característica: recuerda la primera venida del Hijo de Dios y preanuncia su segunda venida en la gloria. Es tiempo de espera activa, de deseo, de oración, de evangelización, de alegría.

Entre las tradiciones que la piedad popular ha unido al Adviento, encontramos el Árbol de Navidad, el Pesebre, las procesiones de Adviento, la Novena de Navidad o de Aguinaldo, y la Corona de Adviento. A esta última dedicamos este artículo. Ella es fruto de la tradición católica y del anhelo de los cristianos de solemnizar sus rezos durante este tiempo de "espera", en el que la oración debe intensificarse. Cercanos ya al inicio del Adviento, el próximo domingo, es mi deseo recordar esta antigua costumbre, de tal modo, que los que lo deseen, puedan armar una corona en sus hogares. De este modo, podrán tener un "signo externo", que en la intimidad de sus casas acompañe su oración, en consonancia con la liturgia de la Iglesia.

La Corona de Adviento consiste en una corona de ramos verdes, adornada con cintas, flores y frutos de la estación, sobre la cuál se colocan cuatro cirios rojos. Estos cirios representan los cuatro domingos del Tiempo de Adviento y se van encendiendo uno cada domingo. Tradicionalmente son tres de color morado o violeta (los que corresponden a los domingos primero, segundo y cuarto) y uno de color rosa (el correspondiente al tercero). Esta distribución y el color es reflejo de la liturgia de este tiempo, en el que se utilizan los ornamentos morados.

El color rosa corresponde al tercer Domingo de Adviento. Para este día, el Misal prescribe los ornamentos rosados, que reflejan el "Gozo" que impregna la liturgia de este Domingo. Sin embargo, por razones prácticas o por no disponer de los ornamentos rosados, pueden usarse los morados. Mismo criterio puede aplicarse para la vela de la corona.

Refiriéndose a la Corona de Adviento, el Directorio de piedad popular y liturgia dice:" La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.

La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de Justicia (Lc 1, 78)."

Los lectores se preguntarán como hacer que la Corona de Adviento, no se convierta en un signo "vacío". La respuesta es simple: este signo externo debe ir acompañado de la oración. ¿Cómo hacerlo? Pues bien, no hay un formulario establecido o una "liturgia" especial para encender los cirios.

¿Que podemos hacer entonces? Primero que nada, el primer domingo de Adviento se puede pedir a un sacerdote que bendiga la corona o al menos, llevar a bendecir los cirios. En segundo lugar, es importante acompañar el encendido de cada vela con una oración. Para la "inauguración" de la Corona, sería más que oportuno colocar una imagen de la Virgen, junto a la cuál haya una vela de la que tomar la lumbre para encender la vela de la Corona, el primer Domingo. Posteriormente la vela de la virgen, puede retirarse y dejar durante todo el Adviento la imagen de la Virgen. También puede ponerse la imagen de San José.

Esto último puede efectuarse de mil maneras. Una primera opción, muy sencilla, es acompañarla con el rezo del Avemaría o recitando la jaculatoria: "Ven Señor Jesús". Otra puede ser, hacer la lectura del Evangelio del Domingo correspondiente, a lo que puede agregarse la Oración Colecta de la Misa. Esto puede ser repetido todos los días de la semana con las lecturas y oraciones de los días correspondientes. En los últimos días, puede hacerse la Novena de Navidad.

Un dato importante: las velas se encienden sólo para acompañar la oración y no se dejan ardiendo para que se consuman. La idea es que a medida que se acerca la Navidad haya más luz en la Corona. Por ello, la oración no debe ser muy larga, para conservar las velas hasta el fin del Adviento. Así, por ejemplo, si queremos rezar el Rosario junto a la Corona, será oportuno encender los cirios que correspondan solo en una parte de él, por ejemplo al final, durante la Salve o el Angleus.

Otro aspecto a tener en cuenta es ir encendiendo los cirios por orden. Es decir, el primer Domingo se encenderá el primero, que puede volver a encenderse durante la primera semana. El segundo domingo se encenderá la primera vela, y con la luz de esta la segunda: así habrá dos velas encendidas. Lo mismo vale para los restantes días.

En la Noche Buena, podemos dejar encendidas las cuatro velas hasta que se consuman, y con esa luz, encender una vela blanca junto al Pesebre o la imagen del Niño Jesús, a las 12. Este acto, sería oportuno acompañarlo con una pequeña oración o un canto.

Explica el Bendicional Romano: La "Corona de Adviento" o "Corona de las luces de adviento", es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. Por medio de la bendición de la corona se subraya su significado religioso.

La luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión. La luz es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona muestra la ascensión gradual hacia la plenitud de la luz de Navidad. El color verde de la corona significa la vida y la esperanza.

La corona de Adviento es, pues, un símbolo de la esperanza que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte. Porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre por nosotros, y con su muerte nos ha dado verdadera vida.

Autora: Ana María Zacagnino





             





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