La Confitería del Molino fue una histórica pastelería, bar y restaurante ubicada frente al edificio del Congreso Nacional, en el barrio de Balvanera de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Fue inaugurada el 9 de julio de 1916 (con algunas partes aún inacabadas) y cerró sus puertas en 1997.



Diversas iniciativas trabajan para lograr su reapertura, ya sea a través de la expropiación, la concesión o la explotación privada, ya que tanto el local donde funcionaba el negocio como el edificio de varios pisos que forma parte de la unidad, están actualmente deshabitados y en constante proceso de deterioro. El conjunto arquitectónico fue declarado Monumento Histórico Nacional también en 1997 (Decreto 11/10/97).



Hacia 1850, Constantino Rossi y Cayetano Brenna, (este último un prestigioso pastelero italiano especializado en la fabricación de pan dulce) eran los propietarios de la denominada Confitería del Centro, ubicada en la intersección de la Avenida Rivadavia con la calle Rodríguez Peña (en ese momento las calles se llamaban "Federación" y "Garantías" respectivamente).



Tras la instalación en las cercanías del negocio del Molino Lorea, el primer molino harinero instalado en la ciudad, el establecimiento tomó la denominación de Antigua Confitería del Molino. En febrero de 1905 la confitería comenzó a funcionar en un local frente al Congreso Nacional. En 1910 había finalizado la construcción de la Plaza del Congreso, y Brenna, ya en sociedad con los Rocatagliatta necesitaba un nuevo edificio para unificar sus locales por lo que solicitó al arquitecto Francisco Gianotti (constructor también del actual Banco Comafi y de la Galería Güemes, ambos en Buenos Aires) un proyecto que fusionara las distintas propiedades en un solo conjunto, con la exigencia de que las obras no interrumpieran la atención a los clientes.

El encargo, para destinarlo a edificio de renta, incluía la remodelación del situado en la Avenida Callao 32, adquirido en 1909, y que poseía planta baja y cinco pisos, y la construcción de otro sobre Rivadavia 1815 que Brenna había comprado en 1911. Con estas obras quería presentar una nueva imagen de la empresa pastelera y a la vez adecuarse a la estética de la zona. Finalmente Cayetano Brenna la inauguró en 1917 (tal como puede verse hoy) en el mismo solar y con el nombre de Nueva Confitería del Molino, en la intersección de Rivadavia y Callao, frente al -en ese momento flamante- edificio del Congreso Nacional.



El edificio fue incendiado durante el golpe de estado de 1930 y luego reconstruido. En 1938 fallece Brenna, y el negocio pasa a ser de Renato Varesse hasta 1950 y luego de Antonio Armentano hasta 1978. Armentano es quien le vende el fondo de comercio y la marca a un grupo de personas que más tarde presentaría la quiebra. Los nietos de Cayetano Brenna compran la confitería y, con algunas modificaciones (incluyen un salón bar y un mostrador para comidas rápidas, siempre respetando la arquitectura del edificio), logran mantenerlo.



El 24 de enero de 1997 cerró sus puertas. Desde ese momento se suceden varios proyectos para su reapertura, que hasta el año 2010 no ha podido llevarse a cabo. A octubre de 2010, avanzó en la comisión de cultura de la Cámara de Diputados un dictamen favorable para su expropiación.



Desde mayo de 2010, la Agrupación «Para que se restaure la Confiteria del Molino» realiza juntadas de firmas y actividades, para lograr que nuevamente las aspas del Molino estén girando, de hecho, gracias a sus actividades, los proyectos mencionados se han fusionado y han tenido Dictamen de Comisión de Cultura y Presupuesto (a nivel Nacional) para ser tratado en el pleno de Diputados.

El día miércoles 12 de noviembre de 2014, la cámara de diputados aprobó y convirtió en ley el proyecto que promueve la expropiación del inmueble y quedará bajo el control del congreso. La iniciativa impulsada por el ex senador Samuel Cabanchik, fue apoyada por 217 votos afirmativos y una abstención; la propuesta resuelve "declarar de utilidad pública, y sujeto a expropiación, por su valor histórico y cultural". Así, el edificio se reabrirá como confitería, dedicará los pisos superiores a actividades culturales y pasará a formar parte del denominado "Proyecto de la manzana legislativa".


Características arquitectónicas

Detalle de la fachada, se ve el molino en la parte superior



Trabajos de restauración sobre el edificio en diciembre de 2015



Para construir este valioso exponente del Art Nouveau y vanguardia de la Belle Époque Gianotti hizo traer todos los materiales de Italia: puertas, ventanas, mármoles, manijones de bronce.



Cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados de vitraux. El edificio tuvo una estructura de hormigón armado, material aún novedoso en esa época en que todavía se construía con ladrillo y losas de bovedilla catalana. La empresa alemana GEOPÉ estuvo a cargo de la obra, aportando su conocimiento y manejo del material, en esa época conocido como "Cemento Portland"



El inmueble, que tiene la forma básica del edificio académico típico de Buenos Aires, está constituido por tres subsuelos, una planta baja y cinco pisos. Los salones para fiestas estaban en la esquina.

y los tres subsuelos alojaban una planta de elaboración integral, una fábrica de hielo, las bodegas, los depósitos y el taller mecánico. La envolvente superior servía para viviendas y oficinas. Para que no interfirieran con la actividad de la confitería las columnas de hierro fueron colocadas de manera que sostuviesen los subsuelos y la planta baja y sobre ellas se colocó la estructura de hormigón armado que sostiene el resto del edificio.

Su fachada, que abraza la esquina, tiene un desarrollo simétrico y está revestida por piedra París. Se destaca en ella su fantasiosa ornamentación, de influencia veneciana.



El edificio posee mosaicos opalinos, capiteles de bronce y cerámicas de oro en la mansarda.




Existían, coronando el ático, unas esculturas alegóricas que homenajeaban a las provincias argentinas.



Aún pueden verse en el frente las aspas de un molino de fantasía y justo encima de él se alza la imponente cúpula en aguja, que fue cerrada con vitrales Art Noveau multicolores.


Especialidades gastronómicas

Algunos de las más célebres exquisiteces con que la confitería deleitó a sus clientes fueron el merengue, panettone de castañas, el marrón glacé, y el postre imperial ruso, curiosamente conocido en Europa como "postre argentino", el postre Irineo, la copa Melba, etc.



Figuras nacionales e internacionales la visitaron

Sus salones recibieron la visita de ilustres personalidades de la política y de la cultura, extranjeras y argentinas, entre ellas, Agustín Pedro Justo, José Félix Uriburu, Marcelo Torcuato de Alvear, el príncipe Humberto I, el Príncipe de Gales, el Doctor Alfredo Palacios, los tenores Tito Schipa y Beniamino Gigli, las sopranos Lily Pons y María Barrientos, poetas y escritores como Leopoldo Lugones, Amado Nervo, José Ingenieros, Oliverio Girondo, Roberto Arlt y Ramón Gómez de la Serna. Otros comensales célebres fueron Lisandro de la Torre, Eva Perón, Niní Marshall, Libertad Lamarque, Madonna, y Carlos Gardel, que le encargó especialmente a Brenna un postre para regalarle a su amigo Irineo Leguisamo, con lo que creó el "Leguisamo", una sabrosa combinación de bizcochuelo, hojaldre, merengue, marrón glacé y crema imperial con almendras. Por su parte, Justo Oscar Laguna, obispo emérito de la diócesis de Morón, nació el 25 de septiembre de 1929 en el edificio de la Confitería del Molino.


Ver video, "Confitería del Molino"

El regreso de un clásico: "Confitería del Molino"






                        





Pintura al óleo de Edward Hopper (1927)
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