Te hallé en esas playas, donde el mar te bautiza. Fuimos tú y yo dos almas bajo la leve brisa. Mientras desde muy cerca… Sostenías mi cuerpo. Y la luna sonriente celaba nuestro encuentro. ¡Qué belleza es amar! ¡Qué dichoso el sentir! Solos, como amantes, que sueñan aún vivir. Llegó de pronto el alba, y en la playa sentí… Nuestras almas enlazadas Que aún no tienen fin Ana María Zacagnino Derechos Registrados

                        




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