Cual nube intangible
que el viento levanta,
cual ave, señora
que a la vida cantas.
Así eres Elvira,
sol de la mañana,
que irradias en todos...
amor, paz y calma.
Por eso y por mucho,
que llevas muy dentro,
te declaro mi amiga,
como el Señor nuestro.
Ese Jesucito
que llevas muy dentro
el que te acompaña,
siempe en tu sendero.
¡Gracias por brindarme,
tu amistad sincera
¡gracias Dios por darme
tantas primaveras!
Ana María Zacagnino
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