Cual nube intangible que el viento levanta, cual ave, señora que a la vida cantas. Así eres Elvira, sol de la mañana, que irradias en todos... amor, paz y calma. Por eso y por mucho, que llevas muy dentro, te declaro mi amiga, como el Señor nuestro. Ese Jesucito que llevas muy dentro el que te acompaña, siempe en tu sendero. ¡Gracias por brindarme, tu amistad sincera ¡gracias Dios por darme tantas primaveras!   Ana María Zacagnino



             



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