Espérame en lo alto,
allí donde el Señor,
te cobija a su diestra,
pues has dado tu amor.
Siempre lo has sembrado...
amada madre mía
con esa tu nobleza,
ese don que ilumina.
Cuando llegue a tu lado,
será en ese día,
espérame como siempre,
con toda tu alegría.
Festejando el momento,
¡junto a Dios que nos guía!
Ana María Zacagnino
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