Una lluvia muy copiosa
caía en mi ventanal
mas las gotas que sonaban
eran un bello cantar.
Ese caudal de agua fresca
Se volcó en aguas del mar
y las sentí más sabrosas
juguetando entre las olas.
La lluvia y el mar unidos
como dos enamorados
que cantaban en la orilla
de las arenas doradas.
En la mañana que el sol
No ha salido molestando
así mostraron al Mundo...
¡Su dicha que se hizo canto!
Ana Maria Zacagnino
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Diciembre 2018
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