Nada es tan hermoso como las manos,
que dejan trabajar al ser humano.
Con energía interna, las manos hablan
Y en cada movimiento dejan palabras.
Escriben lo que sienten y dicta el corazón,
rezan, pintan colores, como el rayo de sol
Las manos deleitan haciendo música
y trabajando arcilla modelan rústicas.
Una caricia dan al corazón amado,
Embelesando sueños, en los enamorados.
Que juegan con las manos dejando huellas tiernas...
En los cuerpos deseados
Son como las vasijas y las necesitamos,
llenándolas con fe, alegría y salud.
Para entregar valores a los amigos sanos
¡Dando las gracias siempre al cosechar lo sembrado!
Ana María Zacagnino
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