Si amar es lo que cuenta
quiero sumar tanto amor
hasta hacer estallar
el corazón de todas las personas
y al final de mi camino,
cuando mire la senda que he dejado
y vea sus resultados...
una luz roja me indicará que hay ¡peligro!
de seguir amando en otra vida.
Felices los que disfrutan del sol y de la luna,
del cielo abierto y de la noche cerrada,
de escalar la montaña
y de zambullirse en el mar.
Los que no abandonan
sus principios ni sus raíces,
pues no se cierran a los cambios,
ni renuncian a intentar volar.
Bendito sea el verbo amar
y dichosos los que hoy
lo practican todavía.
Ana María Zacagnino
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