Las manos se extienden como caricias
Pétalos de rosa carmesí,
palabras que no llegan a su fin.
Son sutilezas… hechizos, besos
Noche iluminada por la luna, una perfecta simetría
Entre los amantes y sus fantasías.
Las bocas susurrando ecos del pasado,
Deseos del ayer, viajando por todo el mundo,
Pintando todo el encanto profundo
Recorren la noche como estrellas brillantes
Tomando la ternura de tiempos lejanos
Siempre fiel, siempre constante.
Inspirados en recuerdos que perduran
Sonido afinado, como dos violines hermosos
Al oirlos es todo placer y gozo.
Los abrazos son tiernos pedazos, oferta de la ilusión,
Miradas llenas de fuego en un solo corazón
¿Quién los condena? sólo pedir perdón.
Ambos un solo cuerpo, un alma, una vida
Las notas de una bella melodía, un himno
Amores latiendo en pasión encendida.
Ana María Zacagnino
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