El alba se anunciaba como todos los días, éste sería el último, nunca más lo vería. Había depositado mis cariños allí y una lágrima gruesa rodó antes de venir. ¡Adiós! dije a la senda, que tan feliz abrió a mi paso ligero, en mañanas de sol. En ti, mi mar inmenso, deposité el amor. En tus playas calientes… se forjó mi ilusión. Adiós, ya amanecía, no sé si lo veré, pero en estos lugares seguro no lo haré….   Ana María Zacagnino (En la voz de la Autora)



        





imagen facilitada por "Ana María Zacagnino"
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