Trágico, sangriento,
puñales volando.
¡Te quiero! ¡me adoras!
a un tiempo exclamaron
voces de doncellas
y de soberanos.
Fue en tiempos remotos
fue en noche de luna,
rondaba la muerte
como sólo es una mendiga harapienta
con garras, por uñas.
Primero fue el novio
un hombre casado,
Mas era ella ahora
quien se iba a casar
con otro esperado,
cuando a medianoche
huyó con el otro.
La niña, la bella
y el hombre casado,
siguiendo sus rastros
andaba un venado,
detrás un jinete,
montado a caballo.
¡Es él! qué angustiosa
la noche de bodas
se encuentran, se matan,
regresa la viuda
por el campo santo,
sin otra vergüenza
que su dócil canto,
pide que la maten,
ya no es necesario
si dos vidas yacen
sobre aquella hierba.
Se fueron, se hundieron
a un tiempo ¡por ella!
Ana María Zacagnino
(En la voz de la Autora)
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