Si es que Dios te ha enviado,
Madre mía,
a que oigan los seres
de esta tierra.
¡Bendita Madre!
Yo te siento unida
a mi mismo cuerpo
y en mi senda.
No te apartes jamás tú de mi lado
pues en ti he valorado todo sano,
pureza, que tú llevas en las manos
y un Dios que no se aparta de lo humano.
Haz que el Señor proteja lo que guardo
y a todos los que quiero,
que son muchos....
haz por favor, que todo lo que escucho
¡sea a ti, inmensamente claro!
Ana María Zacagnino
(En la voz de la Autora)
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