Los seres malos que existen,
aquí y en el mas allá.
Esos seres que pretenden
no dar todo o darlo mal.
Pocos serán los que vean
al Supremo Redentor,
pues aquí y en este mundo
no dan las Gracias a Dios.
Esos muchos que se lloran
y a los conventos se van...
son los seres más pequeños
llenos de infelicidad.
Esos otros que maldicen
y ya levantan su mano,
no merecen ser mirados
como cualquier ser humano.
Son indignos de la Gracia,
son indignos del Amor.
Dios, perdónalos y siempre
haz que sientan tu calor.
Ana María Zacagnino
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