Algo que entre vidas nace,
algo que todos alcanzan
o que pueden alcanzar.
No es Dios ni es alabanza,
es, simplemente, el emblema,
es el símbolo de Paz
que tañe en los corazones
buscando dicha sin par.
Cuatro letras forman eso
que en mi corazón está.
Cuatro letras forman beso
y cuatro debes amar.
Quiero como no he querido
y ya no siento latidos
en mi pecho de mujer
y lamento no saber
si es querer correspondido.
Su figura es toda ella,
la imagen de un "Caballero".
Siento que es mi pecho acero
y nunca saldrá de ella.
Lo evoco desde el abismo
de mi áspero camino...
mas no sé si es destino
que saldrá de si mismo.
Promesas anheladas,
hoy lo veré ¿y mañana?
mas sé que si lo quiero
y querer es de maña.
Es el hombre anhelado
la figura ideal
que ilumina mi mente.
¡No te vayas! ¡detente!
te adoro... y ¡nada más!
Ana María Zacagnino
(En la voz de la Autora)
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