Porque siento celos
por tu gran nobleza,
porque en esa senda
feliz te encontré
y la seriedad
que siempre demuestras
millares de cosas,
donde aquí no hallé.
Porque en el momento
de enfrentar tu cara
cobijo la mía,
cobarde ademán,
pues tu ojos negros
me intrigan... me hieren,
tampoco a tus labios
no los oí hablar.
Conversar conmigo
una sola frase,
tal vez es muy poco
mi pedido hoy,
oir de tus labios
palabra cordial
ya que me superan
estas ganas locas
de llegar al fondo
ya, de la verdad.
Porque tú me mires
y yo te responda,
por eso tan solo
sentiría paz,
ya que tú no sabes,
y no lo imaginas,
que muy tempranito
te voy a llamar
para agradecer lo mucho
que has hecho
por una mujer amiga…
¡Que nunca te olvidará!
Ana Maria Zacagnino
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