Noche, sola,
he ahí mis recuerdos.
Profundas andanzas
tardes de invierno.
Ya todo se ha ido,
sus rastros dejaron
sobre un cuerpo niño,
las sutiles horas
que pasamos juntos.
Ahora se añoran
aquellos geranios
que con tanto gusto
mis manos cortaron,
son hoy dos rosarios,
los dos de ambos tonos,
delicado aroma,
distinto color,
imagen que siempre
perdura en mí
cual sueño imposible
de dicha sin fin.
Ana María Zacagnino
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