Quiero ser alegre
como un manantial...
Quiero ser la virgen,
quiero ser el mar.
Mas quiero y no logro,
jamás alcanzar
la copa de amor
de aquél pedestal.
No puedo lograrlo,
mas debo triunfar.
Y no decaerme...
Por siempre, jamás.
Si ves que lo quiero...
-Señor, háblale
y dile al oido…
Que son para Él…
Mis ojos, mis labios
y mi dulce piel...
Todo mi ser, dile...
¡Hoy es para Él!
Ana María Zacagnino
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