Por pequeñita fuiste la madre sincera.
Fuiste siempre abuela mía,
la Reina que está en los Cielos.
Piccolina, pero buena,
como la Madre de Dios.
Abuelita de mi vida,
yo te quiero ayer y hoy.
Italia fue tu cuna
Buenos Aires, tu vivir.
Tuviste hermosos hijos
que no se olvidan de ti.
Tú me dabas cuando niña
a escondidas caramelos.
Mi agradecimiento siempre,
lo sentí como sereno.
Amplio mi ser hoy te nombra,
aunque siempre esté a tu lado.
¡Gracias querida abuela!
¡Hoy ya Dios, te ha consagrado!
(Tu nieta que no te olvida)
Ana Maria Zacagnino
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