¿Por qué los quiero amigos?
¿por qué? -me lo pregunto-,
sólo brindo amor
cual siembra en los campos,
para cosechar
sus frutos preciados.
¡Cuando ya no esté
recuérdenme alegre!
como la calandria
que entona su canto,
no me lloren nunca,
pues mi alma sufre.
Soy amor de todos
quienes ven lo bueno,
lo noble y sencillo,
la paz en la almohada.
Amigos sinceros
son pocos en vida,
palabra tan bella,
que recuerdo siempre.
Amistad muy pura,
amistad del alma…
caricias que llevo
y risas con magia.
A todos amigos
¡entrego mi alma!
Ana María Zacagnino
(En la voz de la Autora)
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