Dentro mío existe un duende, que no me deja jamás. Es Dios, es mi madre, el cielo o tal vez un don nomás. Ese duende que me lleva, a lo bueno, a lo real, tiene de madre la estirpe tiene un buen Dios y no el mal. ¡Qué bonito que sería que tú puedas valorar, lo que en esta poesía yo te he querido brindar. Duende mío, Dios, mi madre. Amores que nunca más los olvidaré en la tierra o donde el duende se irá. Ana María Zacagnino (En la voz de la Autora) :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-: No se permite el uso ni la copia del material escrito, gráfico y auditivo sin previa autorización de la autora